La apertura del Centro de Atención Integral para la Discapacidad en Santiago, cambió la vida de Johanna Medina y su hijo Keiden.
Johanna y Keiden han sido protagonistas de grandes cambios que han logrado de la mano del equipo de terapeutas del CAID, que más que técnicos, se han convertido en familia para ellos dos.
En el CAID Santiago han encontrado felicidad, aliento, progreso y ahora también fueron beneficiados con la aplicación de la Toxina Botulínica, una dosis de esperanza que acerca mucho más a la realidad el sueño que atesora Johanna de ver a Keiden caminar por la vida con pasos mucho más firmes y seguros.
La aplicación de la Toxina Botulínica se enmarcó dentro del "II Curso de Neurociencia Aplicada a la Discapacidad" que fue realizado en el CAID Santiago y que forma parte de las políticas públicas inclusivas del Despacho de la Primera Dama en materia de niñez y discapacidad.
Más allá de los términos médicos y científicos, la Toxina Botulínica representa una oportunidad maravillosa de aportar a los sueños de los padres de ver a sus hijos mucho más independientes y en concederles a los niños diagnosticados con Parálisis Cerebral, una mano solidaria en el proceso de inclusión social efectiva que por derecho les corresponde y que defiende el Despacho de la Primera Dama.
Johanna y Keiden, como tantas familias en Santiago y la Zona Norte del país, han encontrado el camino a la realidad para lograr los sueños más dulces que todo padre guarda en el corazón para sus hijos. Keiden camina seguro y Johanna va confiada, de la mano del CAID.
El CAID sigue su marcha de esperanza y ternura en Santo Domingo Oeste, Santiago y San Juan de la Maguana. Pronto también en Santo Domingo Este y San Pedro de Macorís.
La ternura sigue su marcha, no se detiene.