(Santo Domingo. 23 de septiembre de 2016). El Observatorio Político Dominicano y la Biblioteca Juan Bosch, entidades adscritas a la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), realizaron un conversatorio sobre la violencia de género en República Dominicana.
En la actividad, los presentes conocieron sobre los aspectos cognitivos, conductuales y subjetivo-simbólicos que afectan a las mujeres maltratadas y a sus hijos.
El diálogo, que se desarrolló en el pabellón de Funglode en la XIX Feria del Libro, estuvo encabezado por la investigadora de la Unidad de Sociedad Civil, Flor Esmirna Batista Polo; el coordinador de Gobierno Local, Natanael Disla y la especialista en violencia de género, Sheila Báez Martínez. La conducción estuvo a cargo de Greidys Roa, investigador de la Unidad de Políticas Públicas del OPD-Funglode.
Disla compartió con los asistentes datos relacionados con la violencia simbólica en la construcción de la masculinidad en jóvenes pentecostales dominicanos y señaló que “la masculinidad en jóvenes dominicanos de extracción popular parece evidenciarse en actitudes machistas y patriarcales heredadas de generaciones anteriores, a partir de la interpretación literal de los textos bíblicos que enfatiza la superioridad del hombre sobre la mujer, siendo estas reforzadas por la disciplina penitencial como mecanismo de control social, y validadas por los grupos de pares”.
De su lado, Batista Polo se refirió a los feminicidios haciendo énfasis en un recién estudio de OPD-Funglode que indica que se ha registrado 65 feminicidios en los primeros seis meses del año, de los cuales 54 fueron íntimos, aunque estas cifras discrepan de las publicadas por el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Procuraduría General de la República, que ha registrado 46 casos.
“Esto puede explicar las diferencias conceptuales en torno al fenómeno del feminicidio en el país”, destacó Batista Polo.
En tanto, Báez Martínez señaló que los hijos e hijas de las mujeres maltratadas también son víctimas de la violencia de género y la vivencia de esta situación puede tener graves repercusiones en su desarrollo.
“La muerte de estas mujeres, la mayoría de ellas con hijos menores de edad, no solo deja repercusiones afectivas por la pérdida de un vínculo fundamental de apego en los huérfanos, sino que en la mayoría de los casos son niños cuya calidad de vida se empobrece, debido a las carencias económicas de las familias que les acogen luego de la muerte de sus madres”, concluyó.