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Vivienda como recurso para reciclar la ciudad
El bien patrimonial más Preciado y codiciado por todo habitante del mundo es la vivienda propia, lugar donde las personas ejercen su vida cotidiana y donde se conforma el tejido social que le da sentido histórico a la ciudad, la vivienda, que contiene el núcleo social fundamental de la sociedad (la familia), es el elemento principal para la conformación de una ciudad, no podemos concebir una ciudad sin viviendas, por lo que sería un contra sentido histórico desvincular la vivienda de la estructura de la ciudad, ya que las ciudades se han desarrollado donde se construye tejido histórico.
El paisaje surrealista que hoy nos muestran nuestras ciudades es producto de la segregación social y espacial con la que convivimos, funcionalmente igual que hace 30 o 40 años; ciudades dispersa de crecimiento desordenado, edificaciones obsoletas e inadecuadas, movilidad desordenada con el automóvil como medio principal de transporte, un transporte público caótico y cada vez menos peatones. Esta atomización en la ciudad nos hace pensar en una propuesta más ordenada, con una planificación de transformación y reciclaje del suelo urbano que sea más integrada y compactada y motivar el uso del metro, el autobús, la bicicleta y el peatón.
Seguimos afirmando que el mejor recurso para transformar la ciudad es la vivienda intraurbana que nos permitirá hacer los cambios para rescatarla de la obsolescencia en que ha caído.
La vivienda intraurbana, propicia:
1- El aprovechamiento de la estructura y el equipamiento de la ciudad; donde existen las calles asfaltadas, las redes de alumbrado público, el drenaje, el acueducto, las redes de comunicación telefónica, cable e internet, entre otros servicios.
2- La transformación del suelo urbano, el reciclaje de edificaciones, la funcionalidad de construcciones obsoletas para que sirvan a las necesidades de la realidad actual.
3- Verticalidad y desarrollo de vivienda compartida (apartamentos) y el uso mixto de edificaciones (comercial viviendas).
4- El mejoramiento del espacio público y de las redes del transporte público, menor distancia de los servicios para motivar el uso peatonal con más seguridad y vida urbana.
5- El control de costo del suelo en la ciudad Y menos intervención del suelo productivo agrícola.
6- Un Banco de Reserva de Suelo, donde el estado pueda adquirir terreno para construir.
7- Una política pública dirigida hacia la vivienda intraurbana coordinada entre las instituciones con esfuerzos dirigidos al mismo fin, una política Nacional de Viviendas.
Por lo que, no solo podemos pensar en la vivienda nueva, pensar también en el reciclaje, la preexistencia permite la renovación intraurbana de la zona, del barrio con soluciones Arquitectónicas y Urbanísticas más creativas a problemas existentes.
RUBEN MINAYA (Arquitecto)